jueves, 2 de octubre de 2008

La Noche Obliga

El grado de humedad que empapa sus labios sube la temperatura de los hombres. Se trata de una boca tan capaz para el beso como para el mordisco. Por si no lo he dicho antes, es la boca de una mujer que ama demasiado.
Se me apareció una noche de luna negra, o así quiso la leyenda. Era cuando yo vivía en Tarifa y currelaba en el aparcamiento del muelle y las Torres Gemelas seguían en pie, al otro lado del charco. En fin, que ella conducía un descapotable abierto al cielo raso y me invitó a subir.
En su voz resonaron noches de insomnio y de sábanas revueltas. En su sonrisa adiviné los hoyuelos de una infancia feliz. También la sombra de una pubertad difícil que la llevó a solear sus muslos a las tabernas del puerto, allá en Barcelona. A veces me da el punto y la imagino luciendo un clavel entre los dientes y una navaja, prieta en la liga.
Llevaba meses sin escribir una línea y ella me venía a contar mentiras. Le prometí una historia de amor emputecido, cicatrices abiertas y besos perdidos para siempre. Hoy le rando su boca y se la planto a la protagonista de mi próxima novela. Porque la noche obliga.

PD: este post va dedicado a mi buen amigo "Il toreri". Gracias por tu colaboración, enseguida paso a postear la "Tobille Fine Theory" y si me animo quizá también la del "¿Te la meto ya?" y si cuento con tu permiso "compañero" postearé dependiendo de las críticas a las dos primeras la inigualable "teoría de la mano".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por que la noche obliga,
nosotros somos devotos...

Un saludo,con permiso incluido desde el tercio.
Il Toreri.